Difícil profesión la nuestra, que se debate a cada paso entre la razón y el corazón. No me busquen en ese debate, pues les prometo que no me encontrarán en él. Soy fisio, fisiorunner y hoy quiero hablarles de cine.

Hay una película del año 2005 titulada “En sus zapatos” en la que Cameron Diaz recita hacia el final un poema de un tal E.E. Cummings. En sus últimos versos dice algo así:

 He aquí el mayor secreto que nadie conoce
he aquí la raíz de la raíz
y el brote del brote
y el cielo del cielo
de un árbol llamado vida
que crece más de lo que
el alma puede esperar o la mente ocultar
es la maravilla que mantiene las estrellas separadas

Llevo tu corazón
lo llevo en mi corazón

La película responde seguramente a todos los estereotipos que caracterizan las comedias románticas. ¿Y saben qué? A los 45 años empieza a darme lo mismo.

No me gustan las modas. Corro porque me siento libre. Trabajo con ancianos porque me siento bien. “He aquí mi pasión y mi profesión, que traen de la mano los paradigmas que ya todos conocen”, la actividad física y la atención centrada en la persona, y este poema, sacado de las lecturas que Cameron Díaz realiza en la película a un anciano moribundo, que los fusiona.

Soy runner, fisiorunner, y cuando estoy en carrera lo veo en sus caras. Persiguen sueños, se pierden día a día entre sus pensamientos al ritmo que marcan sus pies en el asfalto o en la montaña. Son libres, y buscan sus metas, “más allá de lo que sus almas puedan esperar o sus mentes ocultarles”. Entonces me fusiono con ellos, y corro en sus zapatillas. Y llevo sus corazones, los llevo en mi corazón.

Juan Antonio López Segura

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